Seguramente habrás escuchado últimamente, hablar de la conexión con tu Ser, Self o tu “Yo Soy”. Pero ¿de qué estamos hablando y para qué sirve estar en contacto con nuestro Ser?
Una experiencia íntima de escucha interior
Cuando hablamos de conexión con el Ser, nos remitimos a la experiencia íntima de escucha de nuestra voz interior. Vivir esta experiencia de escucha profunda interior, implica dejar de lado durante un momento nuestra mente y sus pensamientos recurrentes, dejando el espacio para estar en contacto con nuestra presencia interior.
Tenemos tres voces internas: la de la mente, la de las emociones y la intuición o el Ser. Nuestra personalidad constituida en lo que llamamos “ego” tiende a escuchar las voces de mayor volumen, es decir, las que hacen más ruido, como son la mente o las emociones. Lo complejo es que estas voces representan formas automáticas aprendidas de estar en el mundo. Es decir, expresan nuestros condicionamientos, juicios y reacciones constantes. Aprender a escuchar la voz de nuestro Ser, es decir nuestra intuición, nuestra voz interior o la del alma, es aprender a vivir desde un lugar de escucha en el momento presente.
¿Cómo escuchar la voz del Ser?
Es aprender a ir al encuentro de tu parte más escondida, más subterránea que, muchas veces, ha sido enterrada desde la más pequeña infancia. Cuando nacemos, tenemos una conexión muy estrecha con nuestro Ser y no tenemos problemas en expresar nuestra espontaneidad, creatividad y alegría de vivir. Cuando crecemos o por eventos traumáticos debido a falta de amor propio, empezamos a cerrar el acceso a esta forma de inteligencia divina. Lo difícil se hace cada vez más complejo, cuando nutrimos esta sabiduría interna de conocimientos adquiridos en un sistema que niega la parte espiritual del ser humano. Entonces, cada vez más vamos a dudar y acabar estando seguro de que esta inteligencia de nuestra niñez era un cuento, que nos lo hemos inventado para sobrevivir antes de crecer como seres adultos funcionales.
Lo interesante es que cada vez que crecemos, nos damos cuenta de que esta parte olvidada intenta aflorar, emerger de una forma u otra. Por ejemplo, cuando tomamos decisiones sobre nuestra vida, intentamos dejar a la mente ver los pros y los contras de cada paso. Sin embargo, muchas veces entramos en conflicto con lo que nos dice la mente porque sentimos una pequeña voz, irreductible que tambalea a la puerta de nuestro corazón para advertirnos que hay también otras formas de vivir la vida. Esta voz no nos ofrece ninguna garantía mental o emocional sobre el éxito del camino elegido, pero nos empuja a vivir en una nueva dirección que, seguramente, habíamos juzgado como nefasta o, por lo menos, inesperada.
Se trata de entrar en contacto con esta voz que siempre ha estado con y en nosotras, pero que hemos acallado con nuestras creencias limitantes heredadas de nuestra sociedad, familia, etc.
Eres el creador de tu vida
Otro aspecto fundamental es que hemos olvidado que somos los maestros de nuestras vidas y que tenemos este libre albedrio de escuchar o no esta voz interior. Tenemos la posibilidad de seguir este susurro al corazón que se ha llamado intuición, certeza, llamada, sabiendo que no existe ninguna seguridad en la elección de tu camino. Los pueblos antiguos decían que es la voz de alma la que te guía hacia tu destino o tu propósito vital. Seguir esta voz te permite llevar a cabo tu misión de vida tanto para expresar tus dones y tus capacidades como para hacerlos disfrutar con tus semejantes y tu entorno. Los ancestros se tomaban muy en serio la palabra de sus propios ancestros para vivir en armonía con la naturaleza y seguir creando riquezas para la tribu y para compartir con otras tribus.
Nosotros hemos olvidado que tenemos siempre disponible este recurso de conexión milenaria a nuestro alcance. Está claro que el proceso de poder estar en conexión permanente con nuestro Ser es un proceso de integración complejo porque implica dejar atrás muchas de nuestras creencias y de nuestra sociedad. Implica atreverse a vivir una existencia sin control, sin paracaídas y desde la confianza en el camino propio y en el universo. Esto puede sonar como algo sin sentido para la mayoría de las personas, sin embargo, los maestros espirituales que se han atrevido a seguir esta senda pueden testificar a través de sus escritos, tradiciones, rituales y caminos de vida de lo hermoso y potente que supone.
El salto de fe
Intentamos siempre controlar nuestro destino hacia lo que nos parece mejor. No estamos dispuestos a soltar las riendas para vivir una experiencia de vida distinta fuera de los cálculos de la mente. Se trata de estar en conexión con nuestro poder creador infinito, desde la confianza de que estamos sostenidos por el mero hecho de estar vivos, aquí y ahora. Se trata de realizar lo que llaman los maestros espirituales de varias tradiciones “el salto de fe”, donde nos atrevemos a dar el salto a lo desconocido para vivir una vida diferente, llena, donde sentimos que brilla toda nuestra luz, mostrando todas nuestras capacidades. El camino de escucha del Ser es un camino arduo donde no vamos a tener redes que nos sostengan en nuestra caída. Sin embargo, es el camino de conexión con nuestra verdad más primaria y esencial, la de nuestra esencia y sentido de estar viviendo y compartiendo esta existencia entre todos.
Y tú ¿estás dispuesta a vivirlo? Solo escucha tu intuición…